top of page
Buscar
Foto del escritorRafael jijena sanchez

LEER LAS SABANAS

REFLEXIONES ANTIVIRUS VI


Por Rafael Jijena Sánchez

En estos tiempos de reflexiones sobre los objetos queridos con quienes cohabitamos, bien podemos mirar a la confidente cama con otros ojos.

Y tal como sucede con la lectura de la borra del café, tratar de interpretar qué nos dicen las sábanas.

No será por cierto la docta interpretación freudiana de los sueños sino la simple lectura diurna decodificando arrugas, pliegues, luces y sombras que nos puedan susurrar algo de todo ese acurruco escrito durante el pernocte.

Sin darnos cuenta, al dormirnos, la textil página en blanco empieza a ser escrita con nuestros animus más diversos.

Se trata así de interpretar qué nos dice nuestro pagano sudario, a la espera, como estamos todos, de otra resurrección, la que nos devuelva a la vida cotidiana de carne y hueso.

Y así es como sobre una cama se pueden descifrar sentires de la persona amada cuando sobre la almohada queda el humedal de una lágrima olvidada.

O aquellas dulces arrugas indicadoras de haber dormido en la plácida posición fetal hasta el realista desesperezo del alba.

A la altura de los hombros tal vez podamos ver un hueco grabado, símbolo de habernos dejado caer, por propio peso, ante las incertidumbres que nos acosan.

A la altura de los pies, algunas dispares arrugas son indicadoras de un sueño inquieto, intentonas de poder volver, cuanto antes, a ponernos de pie.

La cama cobra mayor relevancia en estos días en que se ha extendido el horario de atención al durmiente y donde siestas que antes nos parecían pérdidas de tiempo ahora nos seducen y nos parece que la mejor forma de amortizar la compra de camas, sábanas y mantas sea… durmiendo.

Sentir el placer de hundir nuestros brazos sobre el insuflado edredón de tibio plumaje imaginando la sensación que debe percibir un ángel cuando se recuesta sobre una nube.

Eternamente curiosos por saber si debajo de la almohada todavía se esconde aquella cartilla pidiendo el trueque de un diente de leche por unas monedas.

En estos días el tiempo pasa a tener otra dimensión y la teoría de la relatividad se hace presente.

Cuarentenas que duran quince días y horas que duran más de lo convenido deseando que esa medida del tiempo científico se acorte al máximo, recordando los ruegos del romántico bolero:

Reloj no marques las horas…detén el tiempo en tus manos.. haz esta noche perpetua … para que nunca amanezca…’

La sábanas nos tienen acolchonados, encamados, ensimismados y cuando nos rondan las nubes negras del insomnio, son mudos testigos de nuestros pensamientos y dudas, haciendo lo mejor que sabe hacer el amigo intuitivo : escucharnos.

Tal vez sea un sano ejercicio, esta noche, al dormir, además de elevar prédicas y repasar hechos, entregarnos a Morfeo con la tranquilidad de saber que mañana será otro día.

Alguien que bien supo referirse a la captación de aromas y sábanas fue Juana de Ibarbourou, tan amiga de la poesía como de mi padre poeta, cuando un enamorado preguntaba el porqué de un delicioso aroma olvidado en una sábana.

…¡Qué fresca y extraña fragancia te envuelve! Hueles a arroyuelos, a tierra y a selvas. ¿Qué perfume usas? Y riendo te dije: -¡Ninguno, ninguno! Te amo y soy joven,

huelo a primavera…’’.

Mucho me interesará saber tu opinión sobre estas columnas y todo aporte y sugerencia temática que puedas hacerme para encarar nuevos artículos sobre estos tiempos de cuarentena.

Y si te parece que estas reflexiones ayudan a mitigar la espera te invito a compartirlas.

@rafaeljijenasanchez

Derechos reservados © Mayo 2020

Fotografía Trude Johnson- Unplash

Conferencista motivacional

6 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Commentaires


bottom of page